Hace unos días, revolviendo en una librería encontré y compré un libro usado de la antropóloga Meredith Small, que junto a otros científicos realizó investigaciones sobre lo que dio en llamar etnopediatría. Más allá de algunas objeciones desde la psicología, me pareció sumamente interesante, como lectura de divulgación. Se llama: "Nuestros hijos y nosotros".
Ella plantea que los bebés no han modificado sus necesidades básicas, desde que el hombre es hombre, mientras que los manejos de la crianza, han ido sufriendo cambios, a la par de otras necesidades de la civilización. Realiza un estudio comparado de las distintas culturas y de sus costumbres en lo que se refiere a la alimentación, el sueño, el contacto y muchos otros temas que hacen a la crianza en la primera infancia.
Concluye que la mayoría de las prácticas de crianza en Asia y Africa, permanecen fieles a las tradiciones, mientras que en Occidente, especialmente en los países más desarrollados se han cambiado las prácticas, priorizando más que las necesidades de los bebés, las necesidades o preferencias de los padres. Haciendo énfasis en la individualidad, más que en la integración y la acogida; en la tecnología más que en lo natural; en la distancia para hacerse fuerte, más que en la protección. Y una larga lista más... de "valores"...
Los principales temas que se tratan, como dije son los referidos a alimentación: los versus en este caso son alimentación artificial, amamantamiento. A pesar de estar comprobados los beneficios incalculables que tiene la leche materna para la salud del bebé, hay personas que por desinformación o por comodidad (es verdad: hay que estar con el hijo para amamantarlo, come más seguido, es un chico que duerme menos, es más activo y demanda más- tal vez porque confia más- y hay otras consecuencias estéticas para la madre.) evitan o acortan lo más posible el período de amamantamiento.
El sueño compartido vs. baby call desde la clínica. Ese terrible adminículo, que acalla la posibilidad natural de sincronizar los ritmos de sueño de padres e hijos, especialmente en los primeros tiempos de vida, de escucharlo y atenderlo adecuadamente en cualquier momento del día. (Somos padres las 24 horas, no hay horario de cierre) También crea un efecto de control permanente tipo "big brother", sin protección. Sin feed-back. Yo sé de él, distancia mediante, pero él no sabe de mi. Por su parte el sueño compartido, puede ser en la cama, en la cuna en la misma habitación, o en la suya.
Nosotros, que postergamos la salida de nuestro hijo de nuestra habitación hasta el año, hemos optado por que concilie el sueño y amanezca con nosotros, mientras que el resto de la noche duerme en su cunita. La cuestión es que uno no puede desentenderse del hijo, sólo porque tenga sueño. Tantos trastornos de sueño cuando son mayores, tienen origen, justamente en las experiencias de desprotección y miedo que sufrieron cuando eran chiquititos.
Y eso no significa que la pareja no tenga intimidad, siempre hay una alternativa (otro momento, otro lugar) cuando hay ganas. Lo aclaro porque es una objeción común.
Respecto de la necesidad de contacto: nos han hecho creer que el upa malcría. (No lo leí en ningún libro de psicología) Que más distancia tenga uno con el hijito más independiente y seguro se criará. Es dificil saberlo, sin hacer un estudio de casos a lo largo de los años. Parece que se lo tuviera que domar, para que sobreviva en este mundo tiránico. Nadie te va a prestar atención, a nadie le importará de vos, te sentirás aislado y descontenido: aprendé desde ahora. Algo así.
La posición contrapuesta postula que solo un niño que ha sido contenido y sostenido, manipulado amorosamente, tendrá en si mismo, la confianza, la seguridad y la fortaleza para afrontar los embates de la vida, sin quebrarse, sin enfermarse, sin morir. Nuestros ancestros, sobrevivientes a guerra, hambre, frío, destierro: ¿De dónde sacaron la fortaleza? Probablemente de mucho contacto con sus padres. Hasta que puedan valerse por si mismos: atención, sostén, diálogo, amamantamiento. Con un buen comienzo en la vida, será más fuerte para afrontar las situaciones traumáticas, que las contingencias de la vida nos propinan a todos los mortales. Un comienzo amoroso: tiempo, contacto, cercanía, palabras, contención, juego, sostén...y cuantas otras cosas. Para una vida, Dios mediante, feliz.
1 comentario:
Muchas gracias por tus comentarios, el link y el piropo para mi bebota!!!
Saludos.
Laura.
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