Un vaso que se cayó y rompió, motivó que después de cenar sacáramos la aspiradora a relucir.
Finalizada la tarea, mi hijo Francisco tomó dicho aparato y con la trompa, digo el tubo, comenzó a dar vida a un elefante, luego se transformó en trompeta, luego en cola de algún animal bramante.
El aparato fue por un rato caballo y luego autito, a ambos los montó con destreza.
Juego surtido y con poco.
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