5.8.11

Dijo mamá!!

La pequeña J. dijo: "MA- MÁ."
El día 23 de Julio, a sus siete meses y medio.
En una de nuestras charlitas.
Si hay algo que caracteriza a esta bebita es su intención comunicativa.
Desde muy chiquitita se hace entender clarísimo con sus gestos y balbuceos.
Hermosa J.!
Que este sea el comienzo de muchos díálogos profundos y a corazón abierto de madre a hija.

Falsa disyuntiva, creo

Acabo de leer esta frase (bienintencionada, creo) en FB y quisiera dejar una reflexión:

"es mejor dar una mamadera con amor mirando a los ojitos a tu bebe que dar una teta mirando la novela"

Nadie duda del amor que puede tener una mamá que tiene que dar mamadera a su bebé. Eso queda claro. Pero tampoco hay que dudar del amor de la mamá que da la teta mirando la novela, o a otro de sus hijos o mirando que no se le hierva el agua del mate. Digo.
Hay que esforzarse para dar el pecho, hacer lo que se pueda, no rendirse ante las dificultades, buscar todos los recursos porque sabemos que la leche materna es el mejor alimento que le podemos dar a nuestros hijos.

1.8.11

Semana Mundial de la Lactancia Materna


Comparto una reflexión que escribí hace unos años:


Amamantar te cambia la vida

“A los ya conocidos y múltiples beneficios de la lactancia materna, para la madre y para el bebé, siento la necesidad de subrayar uno que no siempre es advertido.
Como cambia a la madre, con un cambio profundo y duradero, si asiente a esta transformación, por supuesto, de manera muy positiva en su comportamiento.
Amamantar, sobre todo en las primeras etapas de vida del bebé, se hace difícil, decimos muchas, porque los intervalos son cortos entre mamada y mamada, lo cual da lugar a interrupciones en el ritmo de vida, para dedicarnos a nuestro bebé. Y esto implica, desde m i punto de vista dejar cosas y acciones superfluas para encontrarnos intimamente con un ser amado: nuestro hijo.
No se trata de un intercambio fugaz y superficial como los que solemos tener habitualmente la mayoría de nosotros. Se trata de un encuentro duradero, que implica comprender, esperar, sostener, mirar, admirar, cuidar. Y esto lo hacemos obligadamente, por las obligaciones que da el amor, a intervalos de hora y media, dos horas.
Ojalá interrumpiéramos nuestras cotidianas tareas, tantas veces tediosas e innecesarias, para encontrarnos cara a cara con alguien para decirle con gestos y palabras cuanto lo queremos y cuanto deseamos que esté bien, de manera tan frecuente como lo exige el amamantamiento.
El bebé necesita esos encuentros para subsistir, ese contacto amoroso, nutricio, intenso y frecuente.
¿Y nosotras no nos vemos transformadas como seres humanos, por ese encuentro?
Acaso no nos volvemos, casi sin darnos cuenta, solo por dejar fluir lo que deviene, más pacientes, más delicadas, más cuidadosas, más empáticas, más amorosas…
Cada día estoy más convencida que el ejercicio de un hábito es el método más directo y efectivo para lograr transformarnos en lo que queremos. Si tejemos todo el día, nos transformamos en tejedoras, si cocinamos todo el día nos transformamos en cocineras. Si nos encontramos en la amorosa intimidad con frecuencia con alguien, nos transformamos en un ser humano más abierto, generoso, presente, que da cosas buenas, que hace felices a los demás.
Ni que decir, que lo que le damos, no es solo eso, cuando damos la teta. No solo saciamos su hambre, si no que nuestro cuerpo prepara un manjar completísimo para suplir todas las necesidades de nuestro bebé.
Nos reconocemos dando algo bueno, excelente, perfecto. Nos reconocemos capaces de hacer mucho bien. Nos vemos haciendo bien.
¿No devuelve acaso, eso una mirada renovada, misericordiosa y esperanzada sobre nosotras mismas? También sobre la vida, las relaciones, la naturaleza…hasta donde nos lleve el pensamiento…
Somos capaces de dar algo bueno, algo maravilloso, somos capaces de cambiar, de crecer, de dejarnos transformar.
Y todo gracias al dejar fluir en el amor, a darnos sin medidas, sin tiempos, sin cálculos. A dar todo lo bueno que tenemos.
Y si nos cansa? Y si no lo disfrutamos? Y si nos resulta tedioso, agotador, aburrido? Da para otra reflexión. Lo que les puedo decir es que se necesita ser valiente para asumir la tarea de amamantar. Y la mayoría de nosotras nos creemos más débiles de lo que en realidad somos. Nos asustamos, nos rendimos, claudicamos…Con apoyo, información, compañía y encontrándole sentido a lo que la vida nos pide, lo podemos lograr".