Cuando a F. (de dos años y siete meses) le pasa algo muy bueno o malo (se golpea, se cae, se asusta) pide su instantánea repetición con su ya clásico: "¡De nuevo!"Me resultaba natural que deseara un replay de cosquillas o de morisqueta de títere, de abrazo o de chocolatín. Pero no alcanzaba a comprender el sentido de su insistencia por pasar de nuevo por la experiencia que le causó dolor.
Tal vez el concepto de "compulsión a la repetición" eche algo de luz a este fenómeno. Por ahora no tengo una hipótesis mejor. Digamos que no intenta golpearse nuevamente, por lo menos no lo hace efectivamente, pero si pasa rozando por la malévola punta de la mesa que le chocó su redonda mejilla o pisa de nuevo el endiablado autito que lo hizo aterrizar de cola en el suelo.Se me ocurrió que tal vez quiere pasar por la situación y salir airoso, vencer el obstáculo, estar expuesto a lo peligroso y afrontarlo sin ser lastimado. Puede ser.
También pide repetición de cosas dolorosas pero que terminan bien. Paso a explicar.Cuando el papá llega de trabajar, él se pone muy, muy contento. Y los primeros cinco minutos, después que el susudicho se despoja de su traje-eso si- desarrollan una especie de ritual que consiste en repetir varias veces la escena de la retirada de papá con su regreso, esta vez, casi instantáneo. La puerta se cierra y abre una y otra vez con la consiguiente desa- aparición del papá. Y sufre con la puerta que se cierra tanto como cuando lo despide a la mañana. Y se alegra y maravilla con su llegada como la primera vez, cada vuelta del juego.
A mi me enternece mucho esta escena que se repite hasta que el mismo interesado en la elaboración se aplica a otra tarea o el papá lo estruja en un abrazo-
1 comentario:
¡Qué cosas! Mi hijo Pablo siempre quiere repetir algo, pero no hasta ese punto. Los juegos, el tirarse encima de su padre o mío, el saltar en la cama, etc. los acompaña con un "otra vez, otra vez", pero no llega a escenificar las llegadas nuestras o el casi golpe que no se dió.
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