Desde hace un tiempito que cada tanto siento un cosquilleo en los pechos.
Parecido al que recuerdo haber sentido con las bajadas de leche.
Sensación que no registré en mi embarazo anterior.
A partir de unos recuerdos infantiles y de la lactancia de mi primer hijito, que surgieron en la reunión de grupo, empecé a tener muchos deseos de volver a amamantar.
Es como si me estuviera preparando, esta vez desde mi interior-porque para mi primer hijito no me faltó preparación e información para la lactancia, gracias a Dios-para encarar nuevamente esa danza nutricia, esa donación al instante que supone alimentar a pecho a un hijo.
Mi cuerpo evoca con esos pinchacitos y cosquillas experiencias tan arduas como dulces.
Para mi, amamantar supone estar disponible, dónde sea, cómo sea, cuándo sea.
Para responder a su llamado, confirmar su deseo, dialogar con la piel, amar nutriendo.
Y pareciera que mi memoria corporal me está haciendo revivir por anticipado esas intensas sensaciones.
Para prepararme, para disponerme, para entregarme.
Y me llena de alegría. Y sobre todo, de rica esperanza.
5 comentarios:
Es así
Para mi ha sido tan intensa esa sensación, que me sorprende no estar "perdiendo", como me pasaba tan frecuentemente con mis hijos mayores, durante sus lactancias.
Realmente todo un gozo ese anticipo.
Ay Marian! en estos dias me pasa algo asi, en ningun momento lo asocie con algo negativo, pero tampoco lograba encontrarle la vuelta... esta vez sera la vez? sera que a mi tambien me pasa?
Gracias por este post en particular!
Abrazos!
Como dice Pau, que lindo y positivo que cuentes estas cosas... A mi todavia me pasa que cuando Eze me llama o llora siento ese cosquilleo que tan bien describis vos :)
Que lindo que te des cuenta y lo disfrutes así. Me alegro por vos y por la princesa! :)
aca poniendome al dia con tu blog, que lindo esto que estoy leyendo!
me leo todo como siempre y gracias :).
Qué bien que te sientas así.
¿Cuánto te queda?
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