En las vísperas

Mañana es el cumpleaños de mi hijito y estamos muy emocionados.

Él especialmente, está sensible y conmovido. Llora con más facilidad de lo habitual y está muy mimoso. Busca contacto y añora largos upas de mamá-que no puedo hacerle por lo que pesa. Ayer a su papá se le ocurrió un "sistema" para que pueda estar a "upa parado"-que saben que tiene un encanto y un efecto especial, no se compara con un upa en la falda- él lo sostenía de la cola sosteniendo su peso, F. se abrazaba a mi cuello, y yo lo sostenía y rodeaba con mis brazos, pero ahorrándome la carga. No se pueden imaginar la sonrisa que lucía durante ese rato.

Varios de sus juegos y dichos de éstos días están simbólicamente relacionados con su cumple, aniversario de su nacimiento.

Ayer encontramos un cable por la calle y jugaba a caminar unidos uno por cada extremo. Mientras él disfrutaba del hallazgo y sus posibilidades lúdicas, a mi me evocaba el cordón umbilical que nos unió por nueve meses.
Anoche hicimos la masa -con la receta de Ale, quedó genial!-y jugaba a que había objetos en su interior que emergían gozosos. Evocándome también cuestiones del nacer.
Desde hace unos días ha tomado la costumbre, para amortiguar sus madrugones, de pasarse un ratito a nuestra cama. Y se queda allí en el calor de papá y mamá un ratito, como lo hacía con más frecuencia cuando era chiquitito.

Está diciendo que no quiere ser grande, y de eso se trata cumplir años.
Así es, está creciendo. Está grande. Y parece ayer, pero ya serán cuatro años que nos ilumina con su presencia.