8.10.06

¡Un eclipse total de sol, por favor!

Mi hijito quería hacer dormir a un indomable dinosaurio recién llegado de Mar del Plata, regalo de los abuelos. Para esto le cedió amablemente su cama y lo tapó con cuidado. Sólo faltaba apagar la luz. Eso, en nuestra casa, a las 10 de la mañana, es imposible ya que la luz natural entra por unas ventanas venti-luz a la altura del techo, que no tienen persiana ni cortina. De día hay luz, la oscuridad total sólo llega con la noche.
F. me pidió con insistencia que "apagara la luz", a lo que contesté que no podía porque la luz era del sol.A lo que me retrucó: "A Jesús pedile, mamá."

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