2.6.05

Pajaritos

Esto lo escribí en el mes de abril, también para conservar recuerdos de nuestro hijito Francisco.

Ayer por la tarde, en nuestro viaje de regreso desde Santa Fe, a donde viajamos por el casamiento de mi cuñado Fernando, en una paradita de descanso, para el conductor, que con 4 horas de sueño, necesitaba imperiosamente una siesta, tuve ocasiòn de vivir uno de esos momentos de contemplación que tan poco se me dan. Gracias a mi hijito Francisco.

Mientras las siestas de padre e hijo concidían no había problema. Me quedé en el auto, mirando por la ventanilla el movimiento de la estación de servicio y caer la garúa. Pero cuando el hijito despertó, comenzó a charlar, y la siesta paterna comenzó a zozobrar, así que decidí, a pesar de la llovizna, salir del auto con Francisco, para dejar descansar a Juan, ya que realmente le era necesario.

Al salir, primero fuimos a ver el lugar de ventas. Compramos un paquete de bizcochitos y mirámos largamente las góndolas, con sus colores y formas que resultan tan atrayentes para mi curioso hijo. Encontramos "cacus", así le a puesto él a la forma de medialuna o de letra c, en el logo de una marca de helados, había "cacus" a discreción, así que hubo un rato de diversión frente a la heladera.

Ya afuera del negocio fuimos a cargar agua para unos matecitos en uno de esos dispensers. Mientras cargaba el termo, Francisco caminó por hacia el costado del edificio, y descubrió un delicioso rincón, con cesped, árboles grandes, y muchos...pajaritos; "pipis, según él.Había tantos y tan lindos, cantaban y revoloteaban a través de los árboles, con tal gracia, que nos dejaron extasiados tanto a él como a mi por un buen rato.

Mi hijo sonreía y aplaudía al eufórico y repetido grito de "pipí!!!!!!!!!!!!!", y yo disfrutaba con su entusiasmo por el espectáculo y por la hermosa vista que Francisco, gracias a su espíritu explorador, había encontrado.A nuestro regreso al auto, Francisco compartió con su ya descansado papá, lo que había visto: "papá...ooh, el pipí, un pipí", con ademanes, aplausos y sonrisas deliciosas.

Fue un momento de contemplación, de gratitud a Dios, por la belleza de la naturaleza, de gratitud por mi hijito y su maravillosa capacidad de asombro. Que contagia y enseña. En medio del cansancio y el mal tiempo...

Un momento de esos...de simplísima y genuina felicidad. Ahí, al costado de la estación de servicio, ahí nomás.

No hay comentarios.: