Post cumple

El martes pasado fue el sexto cumpleaños de mi hijito F.
Estaba contento y expansivo. Disfrutó de la compañía de sus amigos del jardín y luego de la familia. No me arrepiento de haber abierto la casa a los invitados a pesar de estar en obra (con reformas en casa) y con amenaza de lluvia.
Lo veo tan grande. Parece como si de un día para el otro el chiquito se haya ido para siempre, para dar paso a un niño crecido, cada vez más maduro, más seguro, más armónico.
Está disfrutándo muchísimo más de las amistades, de los juegos compartidos, de dibujar, de expresar sus sentimientos, del despliegue físico.
Si bien sigue siendo más bien reservado, permite, poco a poco, que lo conozcan en mayor medida amigos y allegados.
Es tan sensible. Apasionado por lo que le gusta. (ya saben: los animales, la naturaleza, ahora la geografía...)
Tan profundo y reflexivo.
Es bueno, cariñoso y noble.
Es un regalo de Dios, de la vida, del amor.