Cada tanto, miro a los ojos a mi hijito. Profundos, enormes y hermosos ojitos verdes y tomo conciencia por un instante, sólo un breve instante de la maravillosa y terrible gravedad de ser madre.
Y me siento muy feliz. Y entiendo eso de que las cargas más pesadas pueden ser las más livianas cuando se llevan por amor.
4 comentarios:
100% de acuerdo, esta es la profesión más sacrificada, más dura, pero sin duda la más hermosa.
Yo a veces viajo en el tiempo y me imagino un óvulo dentro mío, al que llega un espermatozoide y veo el mágico azar que hizo que se formara este niñito y no otro, y me lo imagino anidando, creciendo, en una tranquilidad máxima... y me conmueve ver cómo se formó, que no era nada y se formó! Es realmente... WOW.
siiiiiiiiiiiiiiiiiii
(debe ser de la única forma que se puede, no?)
Que reflexión tan poderosa...por el momento me va pasando algo parecido cuando veo mi barriga crecer y todo empieza a tomar una forma diferente, duele por amor y con amor.
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