Un poco de todo...en estos días

En estos días, estuve sintiéndome un poco cansada, con algunos malestares. Como le decía a una amiga, desde que me enteré del embarazo tenía tal alegría que me sentía capaz de cualquier cosa. Así que anduve corriendo y saltando por aqui y por allá, haciendo mil cosas y como también le decía a mi amiga, ya no soy una niña...O como decimos en casa, "ya no estoy para estos trotes".

Cuestión que algunas molestias como algún dolorcito abdominal (leve, y según mi doc. totalmente normal), diarrea, nauseas de mañana y mareos comenzaron a aparecer.
Yo me asusté un poco, ya que en mi embarazo anterior no tuve casi ningún síntoma. Sólo un poco de asco a algunos olores y sabores. Pero como él me dijo, esto es normal, lo otro fue atípico. Logró tranquilizarme.

Otros síntomas que me aparecieron son los psicológicos. Esos estaban también en la espera de Francisco.

Ciclotimia-la tengo siempre, imagínense embarazada-, miedos-más que nada por los dolores-, sensibilidad especial, contemplativa y con facilidad para emocionarme y llorar. Estoy mimosa, demandante, antojadiza y caprichosa, espontánea-más de lo común, aunque lo soy bastante, y un poco niña. Les cuento que me gusta bastante este estado emocional. Lo disfruto.

Siempre fui muy expeditiva y eficiente, autosuficiente y reservada. Asi que un poco de estos aires, me hacen sentir como en una nueva infancia. (Hay que dejar de cargar de connotación despectiva eso de ser infantil- los chicos son buenas personas- como bien lo describe Carlos González. )

Mi madre y mi querido esposo, también mi hijito; se encargan de consentirme. Es un placer.

Ya lo dicen varios autores que han estudiado el estado emocional de la embarazada. Necesita regresionar para ponerse en conexión con ese pequeñito que crece dentro de si. En la medida que se vuelve un poco "loca" será capaz de conectarse mejor y ser capaz de comunicarse, y responder, cuando nacido a todas sus demandas de su bebé.

Así que...nada. A aguantarse los malestares, que no es pa´tanto. Y con semejante premio...

Para terminar una breve anécdota que está relacionada con todo esto que les conté.

Ayer caminábamos con Francisquito por la calle que conduce a su Jardín. Habían hecho reparaciones sanitarias y por varias cuadras había agujeros en la calle y tablas de madera tapándolas. Ibamos por la vereda del sol.

Me daba pena cruzar porque estaba muy cálido pero pensé en hacerlo para evitar ese camino tan accidentado. Estaba en estos pensamientos cuando observé a mi hijito que estaba disfrutando de lo lindo de ese trayecto, que resultaba de aventura para él.

Saltaba cuidadosamente los pequeños pozos, caminaba haciendo equilibrio por las tablas y llegaba triunfante a las partes sanas de la vereda.

Lo que a mi me resultaba un fastidio, una molestia, él lo cambió en un desafío, en algo para desplegar sus habilidades.
Me quedé admirada de su capacidad de cambiar el significado de las contingencias de ese camino que nos tocó transitar.
Como para aprender, no? Así son los niños.