No sé que fascinación ejerce la lluvia en los niños...pero mi hijito no es ajeno a ella.
Hoy pensaba dejarlo faltar al jardín para quedarse en casa descansando, ya que anoche fuimos a ver a su primita al hospital y volvimos muy tarde. Y yo mañana comienzo un curso que dura todo el día...así que me imaginaba un día relajado en casa.
Pero el muchachito vió que lloviznaba y quiso ir al jardín, para no perder la ocasión de poner en uso su paraguas y sus botas de lluvia.
Hasta quiso ir en colectivo y caminar las 7 cuadras hasta el jardín...(generalmente vamos en bici, y se hace más llevadero) Él quería caminar por la calle portando su paraguas de mago (es azul marino con lunas y estrellas, así que tiene ese apodo) y las botas de Boca. (por los colores del cuadro de fútbol)
Cada tanto me decía..."te tapo mamá, está lloviendo!". (aunque ya no caí ni una gota) Y caminaba orondo con sus adminículos para la lluvia.
Me encantó que quisiera ir, y le pusiera tono de aventura y juego a algo que suele fastidiar a cualquier adulto como yo.
1 comentario:
A veces quisiera contagiarme del entusiasmo que le ponen a las cosas! Muchas veces trato de retrotraer aquel, que tuve cuando niña, y a veces me parece estar alcanzándolo justo, justo, y es ahí cuando se empieza a desvanecer... Seguiré intentándolo, quizá así encuentre una forma alternativa.
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