31.1.06
Sandía
El otro día Francisco vió por primera vez una sandía entera. En la casa de sus abuelos. Y no salía de su asombro."¿Es un que?" Fue lo primero que dijo. Respondimos que se trataba de una sandía. Una fruta, grande.
Quiso que se la bajara de la mesa y le hizo una completa exploración, la olía, le acercaba su cara, trataba sin éxito de levantarla, jugaba a que la comía. Se trepaba a ella. Se alejaba y la miraba desde distintos ángulos.
Fue hermoso apreciar su asombro y sus ganas de conocer. Su alegría por descubrir algo completamente nuevo para él.
Cuando lo veo hacer esas cosas me sobreacoge una gran gratitud, ya que mi hijito me hace re-descubrir el mundo, con una mirada ingenua, asombrada, contemplativa, diría.
La sandía de Botero que ilustra el post, la encontré por casualidad en internet. Como buen pintor, algo de mirada asombrada tiene y en este caso como la sandía es "gordita", poco pudo hacer para "deformarla" con su particular óptica, que tan famoso lo ha hecho.
Hoy la probó y le gustó tanto el sabor como su aspecto.
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5 comentarios:
es cierto mariana es maravillos redescubrir el mundo por los ojos de nuestros hijos!
estoy de acuerdo con vos y con rochi, que lindo es redescubrir todo con los ojos de ellos.
saluditos
Mariana: Me gustaría que me dieras tu e-mail para proponerte algo.
Saludos!
Ver crecer a los hijos es una experiencia única. Qué pena que con la edad perdamos la curiosidad y la capacidad de sorprendernos...
Intentemos no perderla!!!
Creo que se puede.
Beso Marian.
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